lunes, 6 de julio de 2015

Perú, Estado, reforma, programa Servir


Perú y la reforma del estado. Servir, ¿un programa mal aplicado o mal diseñado?

El Estado, la institución que decide el destino de los habitantes de un país, debe reunir algunos requisitos mínimos que aseguran la viabilidad y sirvan de justificación a su existencia y acciones: A través de sus miembros, los servidores públicos, empelados del Estado  debe ser eficiente, eficaz, efectivo.

El Estado es una institución formada por personas y por tener a su cargo la conducción del país, la ejecución de programas, proyectos y obras que afectan el destino de miles o millones de personas, debe caracterizarse  por tener en sus seno  a los mejores servidores públicos, empleados estatales o como se les llame, para cumplir con este obligación.   La figura 1 se muestra la concepción  ideal del proceso de selección de personal o servidores públicos. La selección es un filtro que posibilita la llegada de los mejores profesionales de manera que el  Estado se convierte en una institución sólida,  respetada, reconocida, que dirige y orienta las actividades de la población hacia el cumplimiento de la meta colectiva.
 

 

Las deficiencias,  ausencia, incapacidad del Estado peruano actual para orientar la marcha del país o para hacer las correcciones necesarias han motivado el reclamo constante, insistente y general para que se realice una reforma integral que permita lograr niveles de desempeño apropiados a la realidad y necesidades del país.

Actualmente los países, con o sin recursos abundantes, están obligados  a tener un desempeño óptimo para poder competir con otros países en la carrera generalizada e inevitable para el crecimiento económico y el desarrollo. El Estado, representante de un país,  que no entiende esta exigencia, por incapacidad o conveniencia, condena al país a una situación paupérrima y afecta su futuro (países africanos árabes, Corea del Norte, países socialistas) o les resta posibilidades frente a otros que si entienden, aceptan y superan el desafío de ser mejores contando con el apoyo y aporte de los mejores (servidores públicos).

No se trata solamente de eliminar la burocracia, porque en esencia siempre serán burócratas los que trabajan para el Estado sino de contar con burócratas que saber hacer las cosas y las hacen bien. Actualmente la sociedad civil tiene su propia dinámica, y avanza aunque con  errores y aciertos; el Estado por lo general está ausente y padece de un autismo voluntario, ya que es el último en enterarse  de una necesidad o problema social, el último en actuar ante una emergencia, el primero  en eludir responsabilidades  cuando hay que resolver problemas  críticos y el que siempre actúa mal (malas obras , desperdicio de recursos humanos y materiales, incapacidad de sus funcionarios) o si actúa con celeridad por lo general lo hace mal (corrupción, sobrevaloraciones, obras fraudulentas o inexistentes). El Estado y sociedad civil en el Perú marchan por “cuerdas separadas”, la coincidencias son mínimas, precarias y de corta duración.  

La norma legal que presenta  los principios de SERVIR aparentemente está en la dirección correcta, propone la elección de los mejores profesionales para que el Estado sea una institución eficiente, eficaz y efectiva. En la práctica, salvo raras excepciones, esto no se practica ni cumple. Tampoco se sabe de una evaluación integral, general, coherente y transparente realizada en alguna entidad del Estado, sólo se observa la entrada incesante de personas que estrictamente no debería ser admitidas si se cumpliera la ley del Servicio Civil, SERVIR.

En la figura 2 se aprecia la forma perversa en que se adultera SERVIR, que  sirve como puerta falsa para la entrada al Estado. No hay selección genuina ni rigurosa, no hay evaluación de méritos y competencias  solo la designación a dedo. Hay mil interesados en ocupar  un puesto público, ingresan los mil y algunos más que en el proceso de los trámites burócratas. Naturalmente la mayor cantidad de prebendas  y beneficios monetarios o no monetarios, licencias, permisos y concesiones se concede a estas personas mientras que los demás son sujetos de muchas restricciones.
 

 

En consecuencia, por los resultados, parece que se aplica intencionalmente mal, ya que la consigna no es contribuir al mejoramiento del Estado, no es lograr el reconocimiento y trascendencia como partido u organización política, es únicamente  el aprovechamiento de la coyuntura  favorable, del acceso y control del poder y el uso discrecional que se puede lograr. El botín del estado está al alcance de la mano una sola vez, es de tontos desperdiciar la oportunidad.

Por eso, son elegidos los afiliados al grupo político en el poder, de los amigos, de las personas con quienes exista un compromiso o una deuda personal o por compromisos  adquirido al recibir apoyo y recursos durante las campañas políticas. O en casos  extremos, simplemente quienes son conocidos por alguna actividad peculiar que resultaba benéfica para el  que ahora reparte  los cargos.  Esto se llama copamiento partidario.

La siguiente situación muestra claramente  la idea presente en la gráfica 2. En la Expo Milán 2015 (Italia), están presentes 131 países del mundo que ofrecen sus productos. Según Vivas, pocos países tiene un “agregado comercial” en Italia, pocos países tiene como el caso de la quinua peruana una “embajadora de la quinua en el mundo”. Se ha declarado la quinua como producto bandera, lo que ha originado generó roces con Bolivia por el mismo  derecho.

 

Paradójicamente, como un tema propio de Ripley, el Perú no está presente en esta feria, el Perú no ofrece la tan alabada quinua; pero Chile si vende su pisco, vende quinua en bolsa con rótulo  “el amor de Chile”. También Colombia y México, socios de la Alianza del Pacífico ofrecen sus productos. ¿Quizás la agregada comercial no se entera de la importancia del evento porque entró por la puerta falsa al Estado (gana 20,00 soles mensuales al menos y está en Italia para averiguar si las hormigas hablan italiano) o recibió una orden de Palacio que le impide actuar?. En el Perú todo lo bizarro es posible.

Es curioso el caso de un presidente que nombraba en altos cargos públicos, como jefes de instituciones con gran número de personas subordinadas a los que les vendían la comida al paso, les repartían los periódicos, les cuidaban el auto en la calle o le compraban y servían licor que consumía en abundancia. El nivel profesional, educativo , las competencias profesionales eran inexistentes y hasta indeseables, el único mérito era ser bien  visto por el presidente. Quedaban fuera ingenieros, abogados, administradores y otros profesionales con trayectoria, competencias personales y profesionales  e incluso experiencia al servicio del Estado.

El Estado era y es el botín que se reparte generosamente, más que como institución a la que un líder, por ahora inexistente, conduce  en la marcha hacia el gran destino social. La euforia, la bacanal, el festín del momento (corto plazo) en vez del trabajo responsable, definido y el esfuerzo  para construir y consolidar la nación.

Actualmente el Estado nuevamente está preparado  para seguir perdiendo oportunidades. El copamiento partidario ha llevado al sector público personas que no reúnen las condiciones  necesarias. Esta situación se agrava por la larga la ausencia de liderazgo, incoherencia y la ausencia de una visión de país. Hay excepciones, existen profesionales competentes, comprometidos,  responsables pero son insuficientes para contrarrestar la acción negativa  y obstaculizadora de la mayoría. El ejemplo de la feria comercial en Italia es un indicador de numerosas situaciones que se repiten en diferentes  contextos.

Referencia

Vives, Fernando (2015) La embajadora de la Quinua

El Comercio, 5 de julio del 2014, p. a23

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