Perú y la reforma del estado. Servir, ¿un programa
mal aplicado o mal diseñado?
El Estado, la
institución que decide el destino de los habitantes de un país, debe reunir
algunos requisitos mínimos que aseguran la viabilidad y sirvan de justificación
a su existencia y acciones: A través de sus miembros, los servidores públicos,
empelados del Estado debe ser eficiente,
eficaz, efectivo.
El Estado es una institución
formada por personas y por tener a su cargo la conducción del país, la
ejecución de programas, proyectos y obras que afectan el destino de miles o
millones de personas, debe caracterizarse por tener en sus seno a los mejores servidores públicos, empleados
estatales o como se les llame, para cumplir con este obligación. La figura 1 se muestra la concepción ideal del proceso de selección de personal o
servidores públicos. La selección es un filtro que posibilita la llegada de los
mejores profesionales de manera que el Estado
se convierte en una institución sólida, respetada, reconocida, que dirige y orienta
las actividades de la población hacia el cumplimiento de la meta colectiva.
Las deficiencias, ausencia, incapacidad del Estado peruano
actual para orientar la marcha del país o para hacer las correcciones
necesarias han motivado el reclamo constante, insistente y general para que se
realice una reforma integral que permita lograr niveles de desempeño apropiados
a la realidad y necesidades del país.
Actualmente los países, con
o sin recursos abundantes, están obligados
a tener un desempeño óptimo para poder competir con otros países en la
carrera generalizada e inevitable para el crecimiento económico y el
desarrollo. El Estado, representante de un país, que no entiende esta exigencia, por
incapacidad o conveniencia, condena al país a una situación paupérrima y afecta
su futuro (países africanos árabes, Corea del Norte, países socialistas) o les
resta posibilidades frente a otros que si entienden, aceptan y superan el
desafío de ser mejores contando con el apoyo y aporte de los mejores
(servidores públicos).
No se trata solamente de
eliminar la burocracia, porque en esencia siempre serán burócratas los que
trabajan para el Estado sino de contar con burócratas que saber hacer las cosas
y las hacen bien. Actualmente la sociedad civil tiene su propia dinámica, y
avanza aunque con errores y aciertos; el
Estado por lo general está ausente y padece de un autismo voluntario, ya que es
el último en enterarse de una necesidad o
problema social, el último en actuar ante una emergencia, el primero en eludir responsabilidades cuando hay que resolver problemas críticos y el que siempre actúa mal (malas obras
, desperdicio de recursos humanos y materiales, incapacidad de sus funcionarios)
o si actúa con celeridad por lo general lo hace mal (corrupción,
sobrevaloraciones, obras fraudulentas o inexistentes). El Estado y sociedad
civil en el Perú marchan por “cuerdas separadas”, la coincidencias son mínimas,
precarias y de corta duración.
La norma legal que presenta
los principios de SERVIR aparentemente
está en la dirección correcta, propone la elección de los mejores profesionales
para que el Estado sea una institución eficiente, eficaz y efectiva. En la práctica,
salvo raras excepciones, esto no se practica ni cumple. Tampoco se sabe de una
evaluación integral, general, coherente y transparente realizada en alguna entidad
del Estado, sólo se observa la entrada incesante de personas que estrictamente
no debería ser admitidas si se cumpliera la ley del Servicio Civil, SERVIR.
En la figura 2 se aprecia
la forma perversa en que se adultera SERVIR, que sirve como puerta falsa para la entrada al
Estado. No hay selección genuina ni rigurosa, no hay evaluación de méritos y competencias
solo la designación a dedo. Hay mil
interesados en ocupar un puesto público,
ingresan los mil y algunos más que en el proceso de los trámites burócratas.
Naturalmente la mayor cantidad de prebendas y beneficios monetarios o no monetarios,
licencias, permisos y concesiones se concede a estas personas mientras que los
demás son sujetos de muchas restricciones.
En consecuencia, por los
resultados, parece que se aplica intencionalmente mal, ya que la consigna no es
contribuir al mejoramiento del Estado, no es lograr el reconocimiento y trascendencia
como partido u organización política, es únicamente el aprovechamiento de la coyuntura favorable, del acceso y control del poder y el
uso discrecional que se puede lograr. El botín del estado está al alcance de la
mano una sola vez, es de tontos desperdiciar la oportunidad.
Por eso, son elegidos los
afiliados al grupo político en el poder, de los amigos, de las personas con
quienes exista un compromiso o una deuda personal o por compromisos adquirido al recibir apoyo y recursos durante
las campañas políticas. O en casos extremos,
simplemente quienes son conocidos por alguna actividad peculiar que resultaba benéfica
para el que ahora reparte los cargos.
Esto se llama copamiento partidario.
La siguiente situación muestra
claramente la idea presente en la gráfica
2. En la Expo Milán 2015 (Italia), están presentes 131 países del mundo que
ofrecen sus productos. Según Vivas, pocos países tiene un “agregado comercial”
en Italia, pocos países tiene como el caso de la quinua peruana una “embajadora
de la quinua en el mundo”. Se ha declarado la quinua como producto bandera, lo
que ha originado generó roces con Bolivia por el mismo derecho.
Paradójicamente, como un
tema propio de Ripley, el Perú no está presente en esta feria, el Perú no
ofrece la tan alabada quinua; pero Chile si vende su pisco, vende quinua en
bolsa con rótulo “el amor de Chile”.
También Colombia y México, socios de la Alianza del Pacífico ofrecen sus
productos. ¿Quizás la agregada comercial no se entera de la importancia del
evento porque entró por la puerta falsa al Estado (gana 20,00 soles mensuales
al menos y está en Italia para averiguar si las hormigas hablan italiano) o
recibió una orden de Palacio que le impide actuar?. En el Perú todo lo bizarro es
posible.
Es curioso el caso de un
presidente que nombraba en altos cargos públicos, como jefes de instituciones
con gran número de personas subordinadas a los que les vendían la comida al
paso, les repartían los periódicos, les cuidaban el auto en la calle o le
compraban y servían licor que consumía en abundancia. El nivel profesional,
educativo , las competencias profesionales eran inexistentes y hasta
indeseables, el único mérito era ser bien visto por el presidente. Quedaban fuera
ingenieros, abogados, administradores y otros profesionales con trayectoria,
competencias personales y profesionales
e incluso experiencia al servicio del Estado.
El Estado era y es el
botín que se reparte generosamente, más que como institución a la que un líder,
por ahora inexistente, conduce en la
marcha hacia el gran destino social. La euforia, la bacanal, el festín del
momento (corto plazo) en vez del trabajo responsable, definido y el esfuerzo para construir y consolidar la nación.
Actualmente el Estado
nuevamente está preparado para seguir
perdiendo oportunidades. El copamiento partidario ha llevado al sector público
personas que no reúnen las condiciones
necesarias. Esta situación se agrava por la larga la ausencia de
liderazgo, incoherencia y la ausencia de una visión de país. Hay excepciones,
existen profesionales competentes, comprometidos, responsables pero son insuficientes para
contrarrestar la acción negativa y
obstaculizadora de la mayoría. El ejemplo de la feria comercial en Italia es un
indicador de numerosas situaciones que se repiten en diferentes contextos.
Referencia
Vives, Fernando (2015)
La embajadora de la Quinua
El Comercio, 5 de julio
del 2014, p. a23
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