martes, 9 de junio de 2015

Perú, país, maravilloso y paradójico

Perú, una gran paradoja El milagro peruano no es “económico”.


“La posición geográfica del Perú, sus recursos mineros y las riquezas de sus suelo, abierto a todos los climas, le destinarían un lugar prominente en el porvenir de los países americanos”(Jean Baptiste Popelaire, barón de Terloo) (Nota 1)

En los últimos años, el Perú se convirtió en una “estrella” entre los países no desarrollados,  reconocido  por su buen desempeño económico y por el potencial de crecimiento y desarrollo.

La reducción de la dinámica económica china ha tenido un gran efecto negativo, que acabó con el crecimiento sostenido de la actividad económica peruana, especialmente la que se apoyaba en bienes de la actividad primaria para los cuales China era el principal consumidor.


El Perú tiene una gran riqueza natural, histórica, cultural y todas las condiciones para convertirse en un verdadero país desarrollado, condición viable si se tiene en cuenta que países que no tienen ni el 1%de los recursos peruanos (como Singapur) han logrado posicionarse como países desarrollados. Por la manera como se conducen los actos económicos,  políticos  y sociales, el Perú está muy lejos de ser país desarrollado y quizás nunca lo logre, pues se cumple un refrán popular “Dios le da barbas al que no tiene quijada”, aludiendo a la situación de que tiene los recursos y riquezas pero no los merece.






O quizás, existe un percepción errada de la naturaleza de las riquezas: Los ricos y fértiles territorios, los bosques, el mar abundante en especies, la herencia cultural e histórica no son las riquezas, son solo recursos para que la  verdadera  expresión de riqueza  de un país, la gente, pueda obtener los medio  a partir de los cuales se forme la posibilidad de desarrollo. En ese sentido, Singapur sin tener prácticamente nada de recursos naturales, Corea del Sur o Israel sin alcanzar los niveles de expansión geográfica y biodiversidad que caracterizan al Perú, son países inmensamente ricos respecto y son desarrollados por tener  una riqueza enorme en su gente y en su potencial, en su capacidad de transformar las cosas y orientar los hechos a su favor.


El alto nivel educativo, la visión compartida de futuro, la solidez del sentido nacional, la coherencia en políticas, la existencia de lideres genuinos, la integración territorial en sentido geográfico, político, económico, social;  todos estos aspectos en el nivel que presentan son indicadores del nivel de desarrollo de estos países;  situación actual que no es motivo para que se queden inactivos porque  continuamente  actúan para formar y consolidar  el futuro. En el Perú no hay nada de lo anterior, por tanto, la pretensión de país desarrollado es estéril, exagerada y demuestra que se padece en extremo del mal de Hubris, una enajenación de la realidad a partir de éxitos fragmentados, transitorios y quizás aleatorios,  que no son consecuencia  del talento y trabajo sino de hechos externos favorables, de un viento a favor esporádico.

Lo más dramático es que un país tan bendecido con recursos, geografía, historia no tiene futuro, es un país pobre y seguirá siéndolo. Las islas de excelencia expresadas en algunas instituciones educativas, sociales, grupos de personas con visión y empuje, amor  a la patria , no bastan para contrarrestar la enorme fuerza destructiva creada por instituciones políticas corruptas, inoperantes, aliadas con el crimen y  la corrupción, con  la ausencia de liderazgo, con la insania moral que se extiende gradualmente y cubre el alma nacional de la misma forma como la sombra que viene con la noche envuelve  a la tierra.

Se llamaba el “milagro peruano” al desempeño exitoso del Perú, lo que en verdad no lo es ya aquí se apoya en circunstancias excepcionalmente favorables, lo que no es ningún mérito pues quien un productor y encuentra un comprador ávido, puede obtener precios más altos y ganar mucho en el comercio.


Se habla de la “maldición de los recursos naturales” como un factor del atraso general en un país. Falacia pura, porque los recursos (pesquerías, bosques tierras fértiles, paisajes) no son personas y por ello, no debe culpárseles de nada. La maldición está en las personas y grupos sociales, políticos y económicos malintencionados que viven y medran donde existen esos recursos. Entonces, con la misma visión  sesgada, ¿debe decirse que Israel o Singapur son países afortunados por disfrutar de la “bendición de la carencia de recursos naturales”? Australia tiene recursos naturales y es un país desarrollado; Finlandia no tiene la enorme cantidad y variedad de recursos naturales que el Perú y es país desarrollado.

En el gráfico adjunto se observa que hay países que sistemáticamente siguen el camino el desarrollo en el tiempo, mientras que otros que tienen la oportunidad de trabajar para ello, pierden el paso sea porque no tienen idea de lo que significa ser “país desarrollado” o porque simplemente no quieren y desaprovechan las oportunidades.




El verdadero milagro es que el país se mantiene en pie y a veces aproveche circunstancias favorables pese a la acción negativa, obstructiva y destructiva de los agentes económicos, políticos y sociales que actúan como quintacolumnistas. El verdadero milagro es que a pesar de no tener instituciones sólidas, de no contar con una visión de país, de no ser una nación integrada, de no tener homogeneidad en el trato entre peruanos, por la existencia de zonas en los confines del territorio que están abandonadas totalmente por el “estado peruano”,  por la existencia de “zonas liberadas” en el corazón del país bajo el control de los narcotraficantes  y terroristas. se mantiene como un país, un territorio más como nación presenta una situación endeble.






En los países africanos o árabes es común ver presidentes o gobernantes  cuestionados por corrupción despotismo, tiranía; gobernantes que terminan ajusticiados. Entre los países latinoamericanos, para los que se supone tienen una ideología política  más refinada y lejana a la barbarie “africana”, el Perú es el único que tiene el dudoso honor de tener a sus tres últimos presidentes como malos ejemplos. Fujimori, en la cárcel, Toledo y García,  cuestionados y protegidos por un poder judicial, que es la institución más corrupta. La lista de altos funcionarios con delitos de todo tipo (dolo, nepotismo, robo directo, peculado, extorsión, complicidad o dirección directa de grupos criminales, crímenes, proxenetismo, actividades ilegales, narcotráfico, etc.) incluye además de presidentes a ministros, congresistas, alcaldes, funcionarios, llenaría una guía telefónica. 

Sin embargo, no hay sanción porque el reino de la impunidad se ha establecido e institucionalizado, hecho dramático que se revela en la frase “Roba, pero hace obra” que sirve como guía para elegir a los candidatos en elecciones públicas nacionales, regionales o locales.  Un candidato con prontuario y antecedentes que tenga es elegible y elegido en el Perú, un candidato honesto que como Winston Churchill, en su afán  de liberar al Perú de su miseria, ofrece “Sangre, sudor y lágrimas”, no es elegible ni elegido, es una paria, un iluso, un loco en un país donde la demencia y la anomia parecen haber establecido firmemente su reino.


Existe  miseria,  pobreza, exclusión, desintegración y estos hechos se ocultan bajo estadísticas falaces, pero la gente que realmente  “hace patria” lucha por mejorar su condición y alcanzar un mejor nivel de vida, Seria magnifico, y naturalmente otro milagro,  que este empuje individual, de unos pocos individuos o grupos sociales se extendiera a toda la población, 






El verdadero milagro, es pues, el Perú una nave que hace agua por doquier, que lleva muchas riquezas a bordo y que pese a todo el esfuerzo de los políticos y la ausencia institucional, se mantiene a flote.

¿Cómo sería el Perú, si a las ingentes riquezas, se le agregara la existencia y vigencia de instituciones sólidas, creíbles, políticos honestos y comprometidos, verdaderos líderes, educación de primer nivel, una visión compartida, una meta nacional de largo plazo por la que luchan todos? De canoa deteriorada pasaría a ser un enorme y poderoso trasatlántico.





El Perú es una gran paradoja, pues a pesar tener todo, no reúne ni crea las condiciones para ser desarrollado. Los esfuerzos aislados de unos pocos se estrellan contra la indiferencia, oposición y abierta hostilidad de muchos. Aun así es bueno vivir en este país, donde la lucha por el progreso personal y social es más difícil, más ardua, lucha que no debe abandonarse porque nos obliga a descubrir y emplear lo mejor de nosotros mismos, de los pocos que conocemos y amamos nuestra patria grande, a nuestra patria chica.
 
J. B. Popelaire decía premonitoriamente: “El progreso aquí es un sueño, tendrán que pasar siglos para que los peruanos evolucionen hasta respetara la autoridad. Tendrán que apsara siglos para que esta sea respetable. Tiene el Perú una larga etapa a por recorrer antes de que puedan decir sus hombres “Somos una nación” “.


Profético, lapidario, incuestionable. Objetivo. En este hermosos país existimos algunos que podemos cambiar la profecía, que podemos cambiar la mentalidad de modo que no digamos únicamente “Somos una nación” , sino algo mejor ; que los demás pueblos digan que “Somos una gran nación” ¿Imposible? No; ¿Muy difícil? Sí. 

Referencias

El Comercio, 5 de junio del 2012, Suplemento Dominical, p. 2

Nota 1. Jean Baptiste Popelaire, barón de Terloo, fue un naturalista belga que viajo por el Perú entre 1840 y 1843 investigando la flora y fauna. Observador agudo del espíritu de los pueblos que visitaba , hizo declaraciones proféticas sobre el destino del Perú.

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